Las poblaciones indígenas son especialmente vulnerables a COVID-19 debido a las tasas altas de pobreza, morbilidad y mortalidad que enfrentan en comparación con sus vecinos no indígenas. Los autores proponen un enfoque con dos fases diferentes para mitigar los efectos de COVID-19 en la población indígena y garantizar un plan colaborativo y efectivo que incluya a todos los interesados en el proceso de decisión. La primera fase incluye una colaboración con los líderes tribales para llevar a cabo investigaciones, coordinarse con el gobierno regional / autoridades de salud pública, proporcionar EPP y atención médica, y garantizar la toma de decisiones colectivas para aislar mediante la regulación de las interacciones de los aldeanos. La fase dos implica el rastreo de contactos, el manejo del paciente, la notificación de casos y las respuestas de aislamiento para las personas que fueron diagnosticadas con COVID-19.