La creación de guías clínicas debe seguir, primero que nada, estándares éticos. Por el momento, esta pandemia ha demandado apresurar diferentes tipos de procesos, por ejemplo, las políticas de distribución de recursos y de triage. En la misma línea de lo establecido por las Guías NYS de Distribución de Ventiladores, la naturaleza de estas dos situaciones demanda un ejercicio práctico de la ética, lo cual este artículo describe como un abierto reconocimiento a la necesidad de recursos humanos específicos ahora mismo (personal de salud) y también dar a estos mismos sujetos una necesitada guía para tomar decisiones "de desempate". De igual forma, los autores acertadamente expresan que, así como la ley, las instituciones y el público en general deben ayudar a brindar alivio moral a los doctores entendiendo y apoyando el hecho de que las guías deben ser lo suficientemente claras y estructuradas para ser simplemente aplicadas, pero no tan rígidas que se vuelva imposible, o hasta punitivo moldearlas a situaciones específicas. La ciencia de practicar medicina implica saber y conocer diferentes tipos de reglas, pero su arte descansa en las muy personales sinapsis dentro de cada doctor de también saber cuando francamente lo mejor es romperlas. Permitiendo a la comunidad examinar este tipo de procesos y volverlos transparentemente consistentes deja menos espacio para la desconfianza y, por supuesto, para la injusticia.