La insuficiencia cardíaca es un estado de enfermedad que se puede encontrar en las diferentes etapas de un paciente con COVID-19. Un paciente con insuficiencia cardiaca preexistente y con una nueva presentación suele ser un desafío para muchas instituciones e incluso suele impactar en el pronóstico de los pacientes. La mortalidad de los pacientes con una insuficiencia cardiaca es 3 veces mayor que los pacientes sin este antecedente. Debido a que los biomarcadores cardíacos anormales son comunes en COVID-19, puede ser un desafío diferenciar entre una enfermedad cardiaca preexistente o una elevación de biomarcadores por COVID-19 que puede deberse a varios mecanismos como la entrada viral a través de los receptores ACE2, daño cardíaco directo por el virus, aumento actividad trombótica y/o una miocardiopatía generada por estrés. Existe una interacción complementaria entre los medicamentos de insuficiencia cardíaca y la infección. Los autores recomiendan que el tratamiento para la insuficiencia cardíaca debe continuar, sin embargo se deben tener más estudios para evaluar la fisiopatología en ésta área. Sería deseable tener un seguimiento en los pacientes de este tipo.