Doan y col. se propusieron comparar los costos de la pandemia COVID-19 en todo el mundo y los costos incurridos por otros desastres ocurridos entre 2000 y 2019. Se utilizó el índice de años de vida para medir los costos. El índice de años de vida tiene en cuenta todas las formas en que todos los miembros de la sociedad perdieron la vida y se basa en la metodología de la OMS que se utilizó para medir los años de vida ajustados por discapacidad para el estudio de la carga mundial de enfermedades. Las ecuaciones utilizadas para los desastres de 2000 a 2019 incluyeron índices que representaron el número total de muertes, la edad al morir, la esperanza de vida al morir, el número de personas directamente afectadas, el número de años de vida perdidos debido a daños económicos y el monto total de daños físicos. El índice de años de vida para COVID-19 incluyó la edad mediana al momento de la muerte, los coeficientes variables para síntomas leves y graves, el impacto económico, la disminución prevista del PIB en 2020, el número total de muertes y el número total de casos. El número total de años de vida perdidos por COVID-19 fue mayor que el número promedio perdido debido a desastres entre 2000-2019 en todos los continentes. Las Américas tienen la mayor cantidad de años de vida perdidos per cápita en comparación con otros continentes. Al comparar según la clasificación de grupos de ingresos del Banco Mundial, los países de ingresos altos tuvieron la mayor pérdida per cápita debido a COVID-19. En los diez primeros países con el mayor número total de años de vida perdidos, la pérdida económica es la principal causa asociada. Los países pequeños, especialmente aquellos cuya economía depende en gran medida de las exportaciones y el turismo, fueron particularmente susceptibles a sufrir pérdidas por la pandemia.