Se han realizado trasplantes de pulmón después del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) asociado a COVID-19. Se consideraron 12 casos en esta serie; recopilaron información relacionada con la demografía del paciente y las características anteriores al COVID-19, incluidas las comorbilidades, el perfil previo al trasplante, los desafíos perioperatorios, la evaluación patológica de los pulmones explantados y los resultados posteriores al trasplante. Todos los pacientes tuvieron complicaciones de la infección por SARS-CoV-2, por lo que estuvieron en la UCI. La ECMO prolongada genera una disfunción plaquetaria en los pacientes a medida que se conectan al trasplante. El trasplante de pulmón para el SDRA relacionado con COVID-19 se asocia con un aumento significativo del sangrado. Las adherencias pleurales y una calidad tisular frágil aumentan el sangrado intraoperatorio, aumentando potencialmente el riesgo postoperatorio. Además, los pacientes de esta cohorte tuvieron una ventilación prolongada y una recuperación difícil como se esperaba, después del trasplante. Sin embargo, el riesgo de complicaciones graves y debilitamiento funcional después del SDRA se asocia con el aumento de la edad y la presencia de comorbilidades al inicio del estudio más que con la gravedad de la enfermedad. Por lo tanto, dado que los pacientes de este estudio se encontraban en un estado de salud normal antes de la aparición del SDRA asociado a COVID-19, plantearon la hipótesis de que la fragilidad era reversible después del trasplante de pulmón. Por tanto, las recomendaciones que sugieren son que la consideración del trasplante de pulmón se limite a pacientes que requieran ventilación mecánica o ECMO a pesar de varias semanas de atención médica óptima, con enfermedad avanzada, signos radiológicos de irreversibilidad y un alto riesgo de desarrollar complicaciones potencialmente mortales. Además, los pacientes que desarrollan fibrosis pulmonar crónica por COVID-19 grave podrían ser considerados para un trasplante de pulmón.