Khurana y col. describieron la búsqueda rápida de una vacuna COVID-19 y las ventajas de un portador de vacuna basado en nanopartículas. Pfizer y Moderna fueron las primeras vacunas de nanopartículas lipídicas (LNP) basadas en ARNm aprobadas para uso de emergencia por la FDA. Estas vacunas demostraron una alta eficacia en los ensayos clínicos y los autores destacan el papel que juegan las nanopartículas en este resultado exitoso. Las vacunas de ARNm no son infecciosas, no requieren la penetración del núcleo y se pueden producir rápidamente en comparación con las vacunas basadas en virus inactivados o vivos. Las moléculas portadoras basadas en LNP permiten la conservación del ARNm y la captación mejorada por las células. Los LNP normalmente consisten en una porción lipídica ionizable, un agente estabilizador, una porción fosfolípida para estabilizar la bicapa y polietilenglicol (PEG) que los hace rígidos y cinéticamente estables. Su simple síntesis, tamaño, estabilidad, biocompatibilidad y eficacia en el suministro con su neutralidad de carga fisiológica los convierte en un fuerte desarrollo de los sistemas de liposomas. Sin embargo, pueden mejorarse aún más estabilizando la degradación térmica y mejorando la penetración celular, específicamente en el caso de membranas celulares cargadas negativamente. Aunque las vacunas de ARNm han mostrado efectos secundarios y reacciones alérgicas debido al PEG, son un desarrollo prometedor de sistemas de administración a nanoescala para futuras aplicaciones en medicina.